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Día 1

Habíamos barajado muchas ciudades para nuestra semana de vacaciones y finalmente nos decidimos por un lugar que por nombre y su música nos enamoró desde el principio.

Retrocedimos más de un siglo para vernos a bordo de un tren que nos transportaba a nuestro destino. En su camino los niños disfrutaban pues nunca jamás habían experimentado la sensación de un viaje similar.
Sí, llegamos a nuestro destino y allí observamos aquella antigua estación que invitaba también a la época del blanco y negro que es lo más antiguo que yo conozco.

Un taxi vino a buscarnos y en menos de siete minutos ya estábamos en la puerta de nuestro hotel. No nos dio tiempo a ver mucho por el camino pero tengo que decir que aquello parecía un lugar de cuento de hadas.
Allí los hoteles y muchas de las viviendas no son edificios normales. Son grandes casas señoriales, palacetes y antiguas casas de nobles que hoy dan servicio al visitante o son viviendas de los que allí viven.Por ser el primer día decidimos un plan tranquilo. Hoy vamos a dar un paseo por la ciudad y a buscar un sitio para comer.

Después de darnos una buena ducha y cambiarnos de ropa, salimos dispuestos a explorar la ciudad. Como era la hora de comer, nos fuimos directamente al centro a buscar una zona de tapeo y cuál sorpresa fue la nuestra cuando encontramos en la plaza principal un antiguo mercado con un puñado de bares que ofrecían una amplia oferta de tapeo. Allí comimos y con la tarde libre lo primero que hicimos fue dirigirnos a la Oficina de Turismo para informarnos sobre toda la oferta turística de la ciudad.

Una vez informados, nos acercamos a una imponente plaza que se encontraba delante de un enorme Palacio, allí comenzaba una visita guiada donde contaban la historia de la ciudad de una forma cercana y amable.
Después de nuestra visita cultural y un día agotador, regresamos al hotel donde cenamos y nos acostamos.

Día 2

Hoy hemos decidido que el día sea para que disfruten los niños así que por la mañana hemos contratado una actividad donde padres y niños salen a buscar un tesoro por los jardines y terminan en un crucero fluvial.
Mis hijos disfrutaron muchísimo de la actividad y salieron muy contentos del barco, ¡sin duda un acierto!

Después de esa experiencia llegó la hora de comer así que decidimos cruzar el río por un bonito puente y comer en un famoso restaurante venido de otra época y cuyo nombre aparece hasta en los libros de historia. Allí contemplamos el paisaje desde la terraza y por la tarde decidimos ir al centro a realizar unas compras y comernos unos helados.
Llegada la noche, decidimos salir a cenar a un buen restaurante, uno de esos cuyo chef es casi más famoso que el sitio que visitas. Satisfechos por un gran día fuimos a descansar.

Día 3

Hoy nos levantamos muy temprano, nos vamos con los niños a hacer una clase de piragüismo. ¡Qué bien lo pasamos juntos! ¡Casi nos caemos! fue una experiencia fantástica y nos hicimos muchas fotos…

Realizada la actividad decidimos continuar nuestro día campero y nos fuimos a comer a unos chiringuitos típicos de allí que están situados en medio del campo y puedes llevarte tu comida. ¡Si sí!, te llevas la comida y te sirven la bebida. Algo típico de este lugar que nunca habíamos visto.

Mis hijos allí disfrutaron mucho jugando al fútbol y la mayor hasta se echó una siesta debajo de un árbol.
Salimos de allí, nos fuimos al hotel a cambiar y por la tarde-noche salimos a tomar algo a una de las múltiples terrazas que vimos en la ciudad, había muchos bares y un buen ambiente nocturno.

Día 4

Hoy retomamos el plan cultural y por la mañana vamos a conocer el interior del gran Palacio que preside la ciudad.

Nos quedamos asombrados, no solo por el Palacio sino por todo su entorno…comenzamos por la mañana y nos llevó todo el día verlo entero.

Sus jardines, sus salas, sus museos…

Solamente hicimos un receso para comer cerca de sus jardines y continuar el camino. Aquello fue de cuento de hadas. Mis hijos dijeron que aquello era fantástico.

A la noche llegamos reventados así que decidimos cenar en el hotel e irnos a dormir.

Día 5

El día anterior mis hijos se quedaron enamorados de un tren que viajaba por dentro de los jardines. ¡Pues dicho y hecho! Nos fuimos a la taquilla y el mismo recorrido que hicimos el día anterior a pie, lo hicimos a bordo del tren. Eso sí, sus locuciones nos iban explicando detalles y curiosidades que no conocíamos y además nos dio una vuelta por la ciudad.
Terminado el tour, nos fuimos en autobús hasta un lugar que parecía otro pueblo… pero que era el mismo. Allí visitamos unas preciosas e históricas bodegas y degustamos un buen vino.

Nos dijeron que debíamos visitar también otra bodega así que mi mujer que es bastante aficionada se lo apuntó para el último día.
Comimos por la zona y por la tarde decidimos relajarnos un poco….nos fuimos a un spa donde recibimos masajes e hicimos un circuito de hidroterapia.

Este día iba a ser muy completo ya que era nuestro aniversario así que nuestra hija mayor se hizo cargo de los peques y yo preparé una cena romántica en el Casino donde cenamos y pasamos una noche entretenida.

Sin duda… ¡un día inolvidable!

Día 6

Hacía una mañana espléndida y decidimos ir a jugar al golf. Somos muy aficionados, así que siempre que viajamos no dejamos escapar la oportunidad.

Una vez terminamos…regresamos al hotel para comer y por la tarde nos reservamos otro fantástico plan… Habíamos reservado un vuelo cautivo en globo.

¡Qué maravilla contemplar toda la ciudad desde el cielo!

Quedamos todos extasiados por aquél momento.
Cuando acabamos dimos una vuelta por la zona y nos fuimos a comprar unos recuerdos.
Por la noche cenamos en un restaurante que nos recomendaron por la zona de la plaza de toros.

Después dimos una vuelta nocturna y nos fuimos a dormir.

Día 7

Hoy mis hijos no querían desayunar en el hotel, querían comer churros con chocolate y como allí había muchas churrerías fuimos a la más famosa donde desayunamos de maravilla.

A las 11 habíamos quedado para hacer una ruta en un  segway, así que una vez aprendimos su funcionamiento nos dispusimos a conocer más detalles del centro de la ciudad. Allí nos acompañaba un guía que muy amable nos habló de su historia y de sus edificios.

Concluida la ruta, nos fuimos a comer a un antiguo restaurante que nos recomendaron unos amigos y de ahí visitamos el Teatro Real. Fuimos a ver una obra de humor con la que nos reímos muchísimo y terminamos cenando un bocata de calamares a pocos metros de allí.

Día 8

Como vamos de sorpresa en sorpresa…hoy mi hija compró tickets para dar un paseo en un coche de caballos. Nos sentimos como marqueses circulando en nuestro carruaje por las calles empedradas.

Terminado nuestro sexto tour por la ciudad, mi esposa y mi hija discutieron un rato porque una quería ir a hacer una ruta a caballo y la otra quería visitar la otra bodega de cuyos vinos premiados la habían hablado mucho.

No hubo solución y así que tuvimos que dividirnos. Mientras mi hija y los peques se fueron a montar a caballo, nosotros nos fuimos de degustación.
A la hora de la comida todos quedamos en el centro para tapear un poco en una bonita calle peatonal y tuvimos la suerte de encontrarnos ese día un montón de actividades infantiles  organizadas con motivo de una festividad en la misma plaza del Ayuntamiento.

Llegada la última noche, decidimos cenar en un restaurante con vistas al Palacio, dimos una vuelta por sus imponentes plazas y nos fuimos a descansar.

Día 9

Desayunamos y por la mañana reservamos unas bicicletas para salir a pasear.

Hicimos una primera parada donde visitamos el curioso Museo Taurino y el interior de su plaza de toros.

Después recorrimos algunos parajes donde vimos una de las reservas de mariposas más importantes del planeta. Visitamos unas hermosas huertas y unos bellos parajes con frondosa vegetación. A nosotros nos encanta el campo así que siempre que podemos aprovechamos la ocasión.
Paramos en un bar donde nos comimos unos buenos espárragos y
después regresamos al hotel. Recogimos nuestras maletas y pusimos rumbo a la estación.
Aquél tren que nos llevó a la ida nos lleva ahora a la vuelta.

Ha sido un viaje maravillo, un viaje único, un viaje de cuento…la azafata que pasa cerca de nosotros nos ofrece unas fresas…sin duda el mejor postre para una vuelta dulce.

Dispongo a ponerme los auriculares para relajarme por el camino…subo un poco el volumen porque comienzo a escuchar los primeros compases del Concierto de Aranjuez.

 

¡Hasta pronto!